Charches – La Rambla del Agua

Por: Marita Rus
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Charches - La Rambla del agua

Extendimos un mapa sobre la mesa…. se veían montañas y más montañas y una aldea perdida entre ellas. «Pues allí te acompaño yo mujer, este lugar es de puta madre seguro!!!» esa fue la expresión de mi amigo cuando yo le preguntaba como llegar a Charches, el pueblo de mis abuelos.

Ese pueblo del cual pocas noticias tenia, puesto que de allí vinieron a Argentina mis abuelos con un puñado de hijos, los mayores, muchos más nacerían aquí.

Solo sabia algo de algún tío abuelo que comentaba ante mis preguntas sobre su tierra natal a la cual mi padre negaba, dado su arraigo exagerado a la tierra, convirtiéndose en gaucho y negando todo otro origen. Solo una señal cuando volví de mi primer viaje a España me pregunto “¿Has ido al pueblo?” eso me mostró que la sangre lo llevaba a ese lugar y allí me propuse poder hacerlo por él y por mi.

Con el mapa en la mano llegamos a Granada y desde allí a un pueblo andaluz medianamente importante adonde me llevo la primer referencia que había podido averiguar, esa referencia (un nombre) y una vieja carta escrita entre primos, con la letra despareja, de hacia unos 40 años o más.

Al señor del pueblo lo encontramos y fuimos recibidos con la mayor alegría pero con mucha inquietud por saber específicamente el origen… no era fácil averiguarlo solo por el apellido pues… salvo la última letra… todos se apellidaban igual: Rus o Ruz.

Ese encuentro con la familia Ruz (diferente a mi apellido Rus) fue maravilloso, eran estudiosos y preservadores del lugar, la aldea de donde veníamos todos, La Rambla del agua y Charches, dos pueblos blancos hermanos distantes uno de otro por una huella de dos kms. no más, el medio de la montaña, más allá de la sierra nevada, importante y sofisticado centro de esquí de España.

En ese primer contacto supimos cosas de la aldea…ya nadie quedaba en la misma, solo en Charches quedaban viejos que no se animaron a marchar. Pero La Rambla del Agua se estaba reconstruyendo por los descendientes de los viejos habitantes.

Estos relatos y muchos otros recibimos en el día previo a la visita. Llegamos ya con más información y al ingresar por un camino de montaña descubrimos un grupo de casitas bajitas, con cortinas blancas, burros en las calles, ovejas en las laderas y viejos caminando ayudándose con palos para subir y bajar esas callejuelas.

Paré el auto al lado de uno de ellos, pregunté por la familia Rus, él preguntó Ruz o Ruses? (allí entendí que la diferencia era la última letra y por eso el cambio en el plural), y traza con su mano una línea divisoria, de acá para allá todos Rus (Ruses), de allí para el otro lado todos Ruz.

El nos pregunta algo más sobre quien busco el apellido materno y me lleva hasta los que se diferenciaban por el segundo apellido, pero allí ya en el camino de dos cuadras, iba explicando a los viejos que salían de sus casas quienes éramos….. de Argentina, cada uno tenía su historia para contar y preguntar en su inocencia sobre el destino de los que se fueron a la tierra prometida y las circunstancias que los llevaron a irse, así me llevaron al cementerio… todas tumbas muy viejas, todos Rus !!!

Llegamos a la que escribió la carta!!! una anciana casi centenaria!!!! Ya habíamos pasado por cada casa adonde nos convidaban el vino hecho con sus uvas y muy guardado para una gran ocasión que… vaya si esta lo era!!!! Preparaban pescados y comidas en cada casa visitada, contaban historias de todos los venidos a Argentina y allí recordaba las contadas por mis tíos y abuelos que habían descripto tan bien esos lugares casi sin nombrarlos!!!! sin brindar información enciclopédica de los mismos!!!!

La vieja me tocaba, no paraba de tocarme y me decía: déjame tocarte por todo lo que no lo hemos hecho! Los viejos contaban y preguntaban cuál había sido el destino de uno y de otro con mil fantasías acrecentadas por la ausencia, los años y el misterio ante tanta aventura. Contaban que mis tíos-abuelos se fueron para no hacer la milicia y que la madre los cobijó (aun del propio padre) para que se escapen. Recordaban con mucha gratitud los giros que recibían desde Argentina que los ayudaban a paliar el hambre (mis abuelos eran colonos superhumildes llenos de hijos que trabajaban una pequeña parcela de campo).

Pude ver luego los registros del pueblo y el apellido cambió en Ruz, ya no Rus como era originalmente por un error de ortografía en el años 1600!!!… es que hasta mucho más atrás estaban los libros del registro!!!. Fue maravilloso conocer esa vieja, recuperar el origen y brindar a la mañana en el pueblo cercano con los parroquianos que me dijeran “charchera” mientras cantaban esas canciones que escuchaba a mi abuelo mientras labraba la tierra!!!

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